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Selvio

El Manoseo

No todos mis encuentros terminan en coitos monumentales... 

Lo que les voy a contar, ocurría con mucha frecuencia antes de la pandemia y no creo que cambie en el futuro, es algo con lo que los que gozamos en el cruising a veces tenemos que pasar...

Después de algunos días de castidad, me presenté al lugar de los encuentros y después de enseñar el trasero al aire como siempre, se me acercó un joven de anteojos que me ofreció su miembro y que mientras se la chupaba me acaricio las mejillas, los pechos y, sobre todo, el trasero... 

Cuando la tuvo bien dura, se sentó y me hizo voltearme para verme las nalgas, con mucha emoción le acerqué mi trasero a la cara y me bajé el bikini...

Pero cuando me disponía a sentarme sobre su lanza y devorarla dejando que me la deslizara entre el surco que separa mis gluteos, el joven soltó un chorro de leche sobre la carne de mis nalgas al tiempo que gemía y se disculpaba por la brevedad de nuestro encuentro...
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