Ayer, después de que Otello no pudo recibirme de nuevo, me fuí a buscar algún
gustillo... ¿a donde? a donde más, a la multi~citada video tienda, pregunté por el tal
Prolong que me recomendaron para alargar mis carnales actos con Otello...
La tienda no tiene la específica marca
Prolong pero tienen algo que sirve
pa'lo mesmo y sólo cuesta $12.50 US dollars más el impuesto que acá hasta el menos ducho en la lengua de Shakespeare llama tax...
¡Ay wey! a ver si ya me pongo a trabajar en algo rentable para poder costear ese gustito... tal vez otro día...
Me metí a los videos, ahí estaba el
afeitadito, se lo shupé hasta el clímax, luego me metí con un bigotón que me pellizcó una nalga, me metió los dedos, a través de la ropa, en la raja del culo sólo para calentarme hasta el mareo y luego salir con que no tenía donde llevarme y, en cambio, lo que tenía era miedo de dejarme que se la mamara...
Me fuí a sentarme a un rincón como escuincle al que le han negado un caramelo y entonces lo veo llegar, un maduro que me ha cogido un par de veces, recuerdo que hace años me llevó al hotel y otra vez fuimos al parque de la esquina, sin contar un montón de felaciones que le he hecho en ese preciado salón de videos...
-Vamos al parque- le dije, y fuimos para ¡maldita la cosa! encontrar que estaban higienizando el pinche baño...
-Vamos a un lugar que yo sé- me dijo el maduro, -Vayamos pues- pensé al seguirlo como perrito faldero...
Atravezamos dos o tres ciudades (como unos 15 minutos) hasta llegar a un estacionamiento semi~vacio, quería que nos metiéramos en un cuartito detrás de unas tiendas, pero habían unos hombres entrando y saliendo de uno de los negocios y nos faltó valor...
Me subí a su camioneta donde me metí entre sus piernas a darle una
shupada cashondíxima, mmm... mmmm... mmm... se puso a mil, se bajó los calzones hasta abajo de las rodillas para que yo pudiera lamerle las pelotas, las íngles, el tronco y sobre todo la cabeza, me tomó por la nuca y empezó a mover la cadera para follarme por la boca, tal vez nos vieron desde unos departamentos que estaban frente a su vehículo pero a ambos nos valió, sólo queríamos gozar, él del calor, humedad y presión de mi boca y yo de la dureza de su verga bien parada, hasta que extendió una mano para clavarme un dedo en el culo mientras soltaba un chorro de mecos en mi boca...
Nos limpiamos con unas servilletas de papel, se vistió y platicamos un rato, hicimos plan de ir al sauna club de Los Angeles un día de estos y nos despedimos con una apretón de manos...