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Selvio

De Regreso al Lugar de los Encuentros

Dejé de ir por unas semanas al lugar de los encuentros cercano a la calle de la playa, por alguna razón los machos dejaron de llegar, esta vez yo iba de paso y vi varios autos estacionados a la entrada, eso me animó a pagar la entrada y pasar a ver qué me encontraba.

Había un letrero en la puerta, cerrado por una hora, en eso vi a un hombre mal encarado acercarse y alejarse contrariado, lo vi enfilar al fondo del estacionamiento y a mi abyecta y morbosa mente se le ocurrió seguirlo, abordé mi auto, lo seguí y me estacioné al lado del suyo, bajé y abrí mi portezuela, fingí buscar algo debajo del volante y me bajé los pantalones para mostrarle mis nalgas y mi ansiedad.

El hombre me miró y al entender mi invitación bajó de su auto manoseándose la verga para ponerla a tono con el momento, le dí un condón extendiendo mi mano sin cambiar mi posición, enfundó su macana y me la dejó ir poco a poco entre las nalgas llenándome de esa felicidad que sentimos las puti pasivas al sentirnos tomandas por un macho.

Me bombeó tomándome por la cintura, por el resorte de mis calzones, abriéndome las nalgas y gruñendo como oso hasta que lo sentí terminar entre mis gemidos y la adrenalina, me soltó, se guardó el fierro y me dió una suave nalgada de agradeciemiento. 

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