ANOCHE

Sus manos masajearon mi espalda y poco a poco fueron bajando por mi cintura hasta llegar a mis nalgas, me las acarició despacio y con cariño, sus desdos recorrieron cada centímetro de su redondez, pasaron por mis caderas y llegaron a mi vientre donde buscaron la profundidad de mi ombligo...
El recorrido que sus dedos hicieron por mi vientre y por mis pechos me hizo sentir todas esas terminales nerviosas de mi piel y me llenaron de un placer enorme...
Se separó un poco de mi y acercó su erecto miembro a mi trasero, con la punta recorrió la carne de mis gluteos y despues, sin penetrarme, me abrazó e hizo coincidir nuestras formas en una unión en la que pude sentir todo su calor transmitiéndose a traves de nuestra piel ¡cuanta delicia!
No lo sentí entrar en mi cuerpo pero gocé de sus caricias y de ese amor al que renuncié hace tantos años...
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