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Selvio


ERA GRANDíSIMO [SóLO ADULTOS]:

<HR>ERA GRANDíSIMO [SóLO ADULTOS]:

La verdad es que no tenía idea de lo doloroso que podía ser cuando el enchufe es mucho más grande que el contacto.

Y bueno, también con mi poca experiencia en esos tiempos me era imposible calibrar el tamaño del animal.

Era un moreno con aspecto de costeño, yo andaba con ganitas de fiesta, pero tenía poco tiempo...

Si hubiera sabido cuanto me iba a doler, nunca hubiera aceptado su invitación...

-¡Vamos!- me dijo

-Yo pago el cuarto y lo hacemos sólo hasta que tú quieras-

Un poco emocionado le expliqué mi dilema de tiempo y le prometí ir con él al día siguiente, acordamos vernos en la florería de la esquina...

Al otro día me encontré con él, yo estaba un poco nervioso, total que caminamos tres calles hasta el hotel...

-Vamos a ver amiguito ¿te gusta la verga? a ver qué te parece la mía-

me dijo mientras sacaba de entre su ropa una serpiente gigantesca, morena y, por el momento, flexible.

La verdad es que yo estaba bien caliente pero en ese momento sentí un poco de miedo al ver el tamaño de esa tranca que parecía estar hecha de chocolate macizo.

Me aguanté mis miedos como todo un hombre (no te rías), me olvidé de la pena que me dió que me vieran entrar con otro hombre al hotel y dejé que él tomara la iniciativa en ese encuentro...

Nos desnudamos y nos metimos a la cama, hacía un poco de frío, así que nos cubrimos con las sábanas y entonces me empezó a gustar, cada uno de sus manoseos era una descarga de placer electrizante.

Las piernas me temblaban de emoción cuando sentí las ásperas llemas de sus dedos recorrer mis muslos y mis nalgas, era un bruto pero con mis ganas de tener un hombre adentro, me aguanté y traté de gozar todo lo posible.

El placer se esfumó cuando el moreno trató de metérmela de la manera más desconsiderada, quería enchufarme a fuerza de empujones salvajes, pero ni mi culo estaba listo ni el tamaño de su miembro ayudaba...

Era imposible forzar algo que no entraba y menos de manera tan violenta, yo gritaba y sudaba, él se empezó a enojar, me decía que me aguantara un poco, que ya casi entraba...

Era la primera vez que me encontraba con un miembro tan descomunal y, aunque tal vez hoy no tendría problema para gozarlo, en aquellos tiempos no podía aguantar tanto dolor, me monté encima de él y puse toda mi voluntad tratando de recibirlo por atrás pero la verdad es que era imposible, apenas pudo meterme la punta de la cabeza así que en contra de su voluntad y de la mía, me separé de él, me vestí y salí casi corriendo...

Ese día me sentí como una escuincla pendeja que debió haber esperado al hombre adecuado.

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