El Punto G masculino
Condensado de un artículo que dicen que se publicó en El Tiempo de Colombia:
El punto G del hombre ya no es un misterio, en ellos no esta entre las piernas, como se podría inferir con mucha facilidad, sino en una cavidad un tanto incómoda para muchos: el conducto rectal.
El problema es su ubicación, pues si en las mujeres se encuentra en lo profundo de la vagina, en los hombres no es tan evidente.
A diferencia de las mujeres, el de los hombres es más fácil de ubicar y estimular; queda en la próstata y puede provocar un mundo de sensaciones aptas sólo para hedonistas consumados, que consideren el Kamasutra un manual para principiantes.
El médico sexólogo León Gidin afirma en su libro La nueva sexualidad de la mujer, a la conquista del placer, que "el hombre debe tenderse boca arriba y la mujer introducir su dedo, previamente lubricado, en su ano.
Hay que explorar la pared rectal hasta sentir un abultamiento del tamaño de una nuez. Una vez encontrado, el hombre debe relajarse y la mujer masajear la zona". No obstante, los caballeros deben poseer la capacidad para dejar "atrás" (ojo con esa palabra) todo prejuicio atávico que se interponga entre ellos y su exploradora amante.
Tarea complicada para tanto machos orgullosos, a los que sólo la idea de tenderse de espaldas y habilitar sus cavidades, puede resultar un completo horror y hacer aflorar sus peores fantasmas, como la pérdida de su virilidad.
Es un hecho. Para muchos el solo pensarlo resultaría absurdo, aunque las mieles de dicha práctica sean confirmadas por cientos de miles de varones homosexuales, que descubrieron el agua tibia desde hace tiempo.
"El ser penetrado por el dedo de una mujer o por un objeto, implica ser pasivo y ese es un papel que pocos hombres aceptan", afirma la psicóloga Zahira Barbosa.
Lo curioso del asunto es que la fijación de tomar a la mujer y practicar sexo anal con ella es casi un lugar común, como si este fuese el premio mayor o el trofeo a alcanzar, aunque para muy pocas esto sea placentero.
Queda por decir que la tarea es para aquellos seres de mente abierta, que no les teman a las taras culturales y estén dispuestos a "tirar" bien lejos de su cama aquel manual de instrucciones de lo "políticamente correcto" en el sexo, y que no les preocupe disponer de sus recursos cual sibaritas con espíritu temerario.
Y yo agrego que donde dice mujer debería decir pareja.
El punto G del hombre ya no es un misterio, en ellos no esta entre las piernas, como se podría inferir con mucha facilidad, sino en una cavidad un tanto incómoda para muchos: el conducto rectal.
El problema es su ubicación, pues si en las mujeres se encuentra en lo profundo de la vagina, en los hombres no es tan evidente.
A diferencia de las mujeres, el de los hombres es más fácil de ubicar y estimular; queda en la próstata y puede provocar un mundo de sensaciones aptas sólo para hedonistas consumados, que consideren el Kamasutra un manual para principiantes.
El médico sexólogo León Gidin afirma en su libro La nueva sexualidad de la mujer, a la conquista del placer, que "el hombre debe tenderse boca arriba y la mujer introducir su dedo, previamente lubricado, en su ano.
Hay que explorar la pared rectal hasta sentir un abultamiento del tamaño de una nuez. Una vez encontrado, el hombre debe relajarse y la mujer masajear la zona". No obstante, los caballeros deben poseer la capacidad para dejar "atrás" (ojo con esa palabra) todo prejuicio atávico que se interponga entre ellos y su exploradora amante.
Tarea complicada para tanto machos orgullosos, a los que sólo la idea de tenderse de espaldas y habilitar sus cavidades, puede resultar un completo horror y hacer aflorar sus peores fantasmas, como la pérdida de su virilidad.
Es un hecho. Para muchos el solo pensarlo resultaría absurdo, aunque las mieles de dicha práctica sean confirmadas por cientos de miles de varones homosexuales, que descubrieron el agua tibia desde hace tiempo.
"El ser penetrado por el dedo de una mujer o por un objeto, implica ser pasivo y ese es un papel que pocos hombres aceptan", afirma la psicóloga Zahira Barbosa.
Lo curioso del asunto es que la fijación de tomar a la mujer y practicar sexo anal con ella es casi un lugar común, como si este fuese el premio mayor o el trofeo a alcanzar, aunque para muy pocas esto sea placentero.
Queda por decir que la tarea es para aquellos seres de mente abierta, que no les teman a las taras culturales y estén dispuestos a "tirar" bien lejos de su cama aquel manual de instrucciones de lo "políticamente correcto" en el sexo, y que no les preocupe disponer de sus recursos cual sibaritas con espíritu temerario.
Y yo agrego que donde dice mujer debería decir pareja.
5 comentarios
jhosehp -
joseno -
andy -
nelson -
Encouter -
El problema es que entre hombres es difícil encontrar a alguien dispuesto y con la paciencia e interés suficiente como para que el "otro" pueda disfrutar de un encuentro de placer real sin telarañas en la cabeza.
Un abrazo