COMENTARIO DE UN LECTOR:
Este comentario me lo mandó un lector desde España, su nombre es Vierneto
Ayer, por vez primera, dí con tu web de relatos que descubrí a través de un mensaje en un grupo Yahoo.
Vivo en España, tengo 38 años y soy activo.
Inesperadamente, para alguien experimentado como yo, la lectura de tus relatos me la puso muy dura hasta el punto que mi verga empezó a babear hasta empapar la delantera del calzoncillo viéndome obligado a aliviar esa tensión con una frenética masturbación que terminó en una gratificante y abundante eyaculación.
Tus textos tienen la virtud de describir fielmente los ’mensajes’ que muchas veces sin palabras, el muchacho/hombre que tienes en tus brazos te transmite para darte a entender que ya está dispuesto para que tomes posesión de él.
Por unas invisibles ’vibraciones’ que captas con claridad, sabes que ha llegado el momento de bajarle el pantalón que le está quemando, pues arde en deseos de ofrecerte su culo.
Personalmente prefiero ponerlo de espaldas a mí, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, piernas un poco separadas, para bajarle inicialmente sólo el pantalón para solazarme con la visión de sus, seguro que hermosos glúteos, suave y seductoramente envueltos por la tela del slip o boxer que resalta sus formas viriles.
Me extiendo acariciando esas espléndidas curvas, llenando mis manos con ellas, y por supuesto, introduciendo mi mano en el cálido cobijo de su entrepierna para masajear y estimular su maravillosa intimidad.
Finalmente, en esa misma posición, deslizo mis manos por encima de la cinturilla del calzoncillo, para que la prenda baje hasta más abajo de sus rodillas, mientras percibo, emocionado - sí, lo reconozco-, como la excitación de ambos crece por momentos.
La visión de esa espléndida grupa masculina que ese macho -para mí, por más pasivo que sea o se sienta es siempre un MACHO- tiene la gallardía y la gentileza de presentarme.
Es la espoleta que propicia el feliz acoplamiento que se va a producir.
Para resumir, me parece extraordinariamente próxima a la realidad la interpretación que haces del sentir de un activo en relación con la pareja pasiva.
De ahí -creo yo- la excitación que he experimentado.
Sin ir más lejos, en tu relato ’Duro como el mármol’ pones en boca del profesor que instruye a su pupilo uno de mis deseos en situaciones parecidas: que quien quiera compartir sexo conmigo, se ponga y permanezca en la intimidad compartida ’con el trasero al aire’, pero nunca como exponente de un inconfesable y morboso deseo de humillación.
Antes al contrario, para poder rendirle tributo de admiración a su belleza y a su entrega, y en mi opinión eso debe de llenarle de legítimo orgullo.
Su actitud y forma de desenvolverse ante mí, en situación cotidiana no necesariamente amorosa, desnudo o semi desnudo, me facilita mucha información sobre su carácter y temperamento en el terreno amoroso/sexual, y me ayuda -creo- a actuar en forma apropiada a sus deseos, al tiempo que una vez aceptada y puesta en práctica esa condición con naturalidad por el hombre/muchacho, estimula la líbido de ambos.
Un saludo
5 comentarios
adrian -
SELVIO -
yadoge -
Hi from Italy
fifo -
Jorge -
Suave,
Jorge