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Selvio

HOMBRESOTE.

HOMBRESOTE. Me atrae tu olor, la aspereza de tus manos,
tus ansias de saciar la urgencia que tienes de liberar esa
pesada carga de semen que has destilado en los últimos días

Tu ausencia me martiriza, tu abandono me duele y me motiva
a buscarte en otro cuerpo, en el cuerpo de quien sea.

Y aquí sigo yo, intacto, anhelante, como siempre vulnerable
y ajeno a toda precaución y lógica...

Esperando que vengas a calmar tu urgencia y a que con ello
calmes la mía, esperando que vengas a abrirme (de piernas)...

Palpitando en cada fibra de mi ansioso cuerpo, de mi lengua,
de mi boca, de mi cuello, de los lóbulos de mis oídos, de mi pecho,
de mis pezones sin vellos, de mi ombligo profundo, de la curvatura de
mis caderas, de la redondez de mi glúteos, de la suavidad de la
rajita de mi culo, del interior de mis muslos,
de... de...
y de...

Quiero que tus dedos recorran ligeros
el trayecto lujurioso hacia mi sexo...

Prometo recibirte con respiración ansiosa...
Si tú prometes que llegarás con lentitud,
que abriras la herida entre la carne de mis nalgas,
que la llenarás de húmedo lubricante mientras yo, febril,
buscaré la rigidez de tu carne...

Cuando nos acoplemos, será la gran fiesta, te recibiré en mi interior
inagotable (tú lo sabes) y con tus ansias de coger me acercarás a la
única muerte que no temo, me mataras de placer, me llevarás al orgasmo...

La hondura de mi cuerpo absorberá tu entrega caliente, intensa,
firme, cadenciosa y, al final, agónica, te diluirás dentro de mi,
te sentiré mientras te desahogas y tu abundante fluido escapará
entre mis piernas, escurrirá por el interior de mis muslos.

Por unos segundos, todo perderá su sentido...
todo, excepto el pequeño espacio de humedad que separará
tu sexo y la entrada posterior de mi cuerpo
que te necesita como nadie...
de mi cuerpo
que te necesita como a nadie...

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