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Selvio


En La Tienda

<hr>En La Tienda

Era inevitable; el olor de la tinta sobre papeles nuevos, el olor de la pornografía en revistas y cajas de videos y un poco apagado en el fondo el semen rezagado y vertido irremediablemente sobre el piso al término de algún encuentro furtivo.

Selvio los percibió todos desde que entró a la videotienda, adonde había acudido a aliviarse esa urgencia que para él había dejado de ser urgente desde hacía unos años.

Antes de pasar a la sala de videos donde había pasado los mejores ratos sexuales de los últimos meses, decidió entrar al sanitario a descargar la vejiga pero tuvo que esperar un poco pues el maloliente cuarto que mas bien olía a criadero de conejos, estaba ocupado.

Ahí, desde este lado de la puerta escuchó orinar a aquel hombre, era, como alguna vez lo leyó en algun lugar, el sonido de un manantial de caballo, potente e investido de gran autoridad.

Era un joven vestido con la camiseta de un equipo de futbol Mexicano, salió del sanitario y se enfiló con paso firme a la sala de videos, Selvio orinó apresuradamente, aflojó sus pantalones, se aseguró de tener facil acceso a los condones en su bolsillo derecho y a las toallitas húmedas en el bolsillo izquierdo…

Por comodidad literaria voy a llamar Dierceu al muchacho del manatial equino. Dirceu estaba en el cubículo del rincón, con su enorme y escultural hombría escapando de entre sus pantalones. ¡Que miembro tan grande y hermoso! No había nadie mas en el lugar y entonces sin ningun miramiento Selvio se le acercó y sin mediar palabra se arrodilló frente a él para recibir en su boca la tibia carne de ese miembro que enbonó perfectamente en su cavidad bucal…

Poco a poco el miembro fue creciendo y la boca de Selvio fue insuficiente para albergarlo en su totalidad…

-¿Me lo metes?- Se escuchó en un murmullo

-¿Tienes un condón?- preguntó Dirceu

Selvio le entregó uno de los que llevaba mientras se bajaba los pantalones con gran ansiedad y alegría, Dirceu se puso de pie y se plantó detras de Selvio colocando la punta de su gran pene entre las blancas nalgas de Selvio y poco a poco se fue metiendo en la tibia y estracha abertura de su ano…

Poco a poco lo penetró arrancándole apagados e inevitables gemidos de placer, él mismo jadeaba mientras sus ásperas manos afianzaban a Selvio por la cintura y lo atraían a su cuerpo para meterle cada una de las pulgadas de su carnosa verga hasta el fondo…

Largos fueron los minutos que gozaron uno del otro, pero como nunca falla, un inoportuno entró a la sala de videos, la alarma sonó y rápidamente Selvio y Dirceu se separaron, Dirceu salió del local y desde entonces no se han vuelto a encontrar…

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